No quisiera detenerme en los aspectos obvios de un posible debate -que habrá que hacer en su momento- sobre el valor patrimonial y la evaluación del diseño. Porque tengo entendido que tal diseño aún no existe para su evaluación. Tampoco, quisiera debatir desde una visión interesada del proyecto como ocurre con los arquitectos, las agrupaciones de derechos humanos, los deportistas, los productores de eventos, o el municipio, que se desentiende de él, porque le queda grande.
Si quisiera detenerme un instante, para decir que este tipo de inversión en el debate sobre nuestras ciudades y su calidad de vida es clave. Debiendo despertar un debate ciudadano y presidenciales. Porque, numerosos estudios son concluyentes, al probar el rol determinante que juegan, en el desarrollo de un país, las inversiones publicas integradas y focalizadas territorialmente para la inclusión social. Sobre todo si se posee un proyecto compartido para el desarrollo de nuestras ciudades.
Este proyecto, así como otros, puede ser una inversión detonante para la regeneración social y urbana de esa parte del territorio de Santiago y se requiere un debate más profundo.
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